18.11.09

Miedo

Este raro encuentro de mí y el licántropo que creó mi subconsciente (espero) me atormentó durante todo el día. Ni siquiera sentí miedo cuando el grupito de scrool pasó frente a mí a la salida. Y eso que estaba muy cerca.
Verán, estos encuentros suelen parecer más pesadillas que sueños, como ocurrió con el último. Se parecen a los reflejos de aquella noche que me topé con el licántropo y casi me devora viva. Ocurren como estampidos: un momento veo sus ojos, luego una luz intensa y él abalanzándose sobre mí. Lo siguiente es despertarme en mitad de la noche absolutamente sudada. Parecerá tonto e ingenuo desde un punto de vista, pero sé que nadie más vio los ojos de un lobo como lo hice yo.
Esa mirada, tan horrible, llena de odio. No, de odio no. Más bien, de hambre. Caza con el simple hecho de satisfacer la necesidad de comer. Necesita alimentarse, disfrutar la carne, saborearla en su boca, masticarla, sentirla traspasar su garganta y luego depositarse en su estómago. Un manjar. Una necesidad. Pude sentir cómo se le hizo agua la boca en cuanto se percató de mi presencia en esa sala. Primero me olió, gozó cada segundo de mi peculiar aroma a comida. Y luego, en cuanto me vio, se imaginó todo el ataque. En cómo se tiraría sobre mí, en cómo me perseguiría por la habitación, y finalmente, en cómo iba a clavar sus dientes en mi débil y delicado cuerpo para luego deleitarse algún pedazo de él en su boca. Leí su mente. Es increíble cómo los ojos son tan reveladores y expresivos. Y todas las noches de martes, con míseras excepciones, recuerdo eso. Y cada centímetro de mí se precipita. Cada nervio se sucumbe dentro de mi cuerpo. Mi cerebro comienza a analizar cada recuerdo, cada momento de esos segundos atrapada en esa pesadilla que me acompañó durante los siguientes años de mi vida.
Lo peor es no poder evitarlo, y esconderlo.
El miedo es una sensación tan traicionera y tan… mala. Sí, sé que hasta el más valiente tiene que tener miedo para sobrevivir. Pero a mí me juega en contra.
En fotos de mis primeros años en este mundo me veo como una niña aventurera: nadando libremente en las partes hondas de las piscinas, mientras papá abalanza sus brazos para alcanzarme y rescatarme; o si bien, corriendo por las praderas, o junto al río, y mamá siguiéndome con una mirada aterrada en su rostro. Yo era una niña con coraje, valiente, brava. Nada me daba miedo. Pero un día mi abuela me contó la historia de los hombres lobo y me asusté. Igualmente, nunca dejé de ser esa niña fatal, traviesa y corajuda, hasta esa noche.
El miedo te enloquece, te hace ciego, te hace sordo y te hace mudo, y en sí, en vez de protegerte, te lleva a un mundo irreal y más peligroso aún. Cuando sientes miedo, ya nada es igual. Nada se compara con esa sensación de terror. A lo desconocido y a lo conocido. A lo real y a lo inimaginable. A lo familiar y a lo lejano. A lo terrorífico y a lo sano. A lo diabólico y a lo divino.
“Si me levanto de la cama hoy, me chocará un auto. O sino, me contagiaré un virus mortal y moriré. Pero y si me quedo, los ácaros me devorarán. O alguien entrará a mi casa y me matará.” Este y más pensamientos son los que agitan la mente de un miedoso.
Es una fobia, una manía a aterrarse. No poder dormir, no poder comer. ¡Es insoportable! Te altera, te sucumbe, te agita, te precipita. Se apodera de cada centímetro de tu cuerpo. Te deja inmóvil y se asigna el dueño de tus pensamientos. No te deja hacer, ver, escuchar cosas. Cada nervio de tu cuerpo es su súbdito y obedecerán a sus órdenes todo el tiempo. El miedo se va abriendo paso en cada momento hasta volverte completamente fóbico al mundo, a la realidad, a tu familia, a tus amigos, a ti mismo.
El miedo te aterra. El miedo te espanta. El medio te mata.
El miedo…
Tengo miedo.

Dije que era medio sombrío este capítulo... Por otro lado, saqué la conclusión de que falta un capítulo más y ya llega el objetivo primordial de esta novela, que, de paso, NO TIENE NOMBRE. Agradecería alguna opción, que no sea muy "adolescentesca". Dalee?? ;)
Me voy a estudiar para mañana,
adeosito ♥

1 comentario:

  1. aiii me encantoo laraa
    y ya te lo dije ayer ayer en la school peroo no importaa, me encanta como escribis y lo que escribiss.
    me encanta la nove, ese toque magico y fantastico dentro de lo real, como es en este cap el miedoo...
    buee yo tambien me voy a esrudiar (nee??) besosss lucii

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Deadly shoot