16.11.09

Vida social

Vivo en una casa en el centro de Villa California con mi padre, mi madre y mi hermano menor, Liam. Tiene apenas 10 meses y es bastante sincero. Me gusta posarme frente a él con distintos conjuntos de ropa. Si sonríe, es el adecuado. Si se agarra la cabeza con cara de asco, mejor lo olvido. Eso es lo bueno de tener un hermano bebé. Es más sincero, flexible y no tan molesto. Agradezco a mis padres por haber esperado varios años para darme un hermanito.
Anisa, mi madre, es costurera. Cose, teje y borda como los dioses. Más de la mitad de mi ropa fue confeccionada por ella. Pero igualmente disfruta más de comprar ropa que de hacérsela ella misma. Igual ganó mucho dinero desde que lo tomó como oficio principal. Lástima que no heredé sus manos, ni su cerebro.
Soy más parecida a mi padre, el Intendente César Ernesto Rodolfo Onegas. Tanto físico como espiritual, no hay duda que soy su hija. Heredé su cabello oscuro y sus ojos grises y grandes como platos. La piel blanca y las piernas fuertes son otras características que compartimos los Onegas. Además, soy bastante obstinada, desconfiada y ganadora. El pesimismo propio de mi ser queda fuera del alcance de mi padre.
No suelo tener un gran grupo de amigos. Más bien diría que me conformo con mis dos mejores amigas y mi vecino de al lado. Ellos fueron los únicos que sabían mi nombre sin conocer a mi padre. Yamila y yo nos conocemos desde los seis años. Nuestro punto de encuentro fue la sala de primer año y nunca más nos separamos. Lástima que ella no es de esas amigas a las que llamas a la mitad de la noche y te responden bien. Ella está disponible para mí de 8 a 23 hs. Juliana también es bastante complicada, pero al menos sé que me entregará la carpeta completa los días que esté ausente a clases. Y por último está Feño, o sea, Fernando. Es el hijo de uno de los concejales más importantes de Villa California y es divertido pasar las tardes de verano con él; pero sólo el verano, el resto del año somos sólo conocidos.
Sí, no soy tan social. Pero puedo aclarar que mi mejor amigo es mi hermano. Como ya dije, es el más sincero y no se queja cuando tengo que contarle algo a alguien. Sólo se sienta ahí mientras le cuento mis problemas y me sonríe, como diciéndome que la vida es demasiado corta como para pasarla con problemas. Es el único que no se queja de tener que sentarse a verme hablar por horas. Mis padres tienen demasiadas cosas que hacer como para ocuparse de los asuntos adolescentes de su hija.

No sé que onda con blogspot, pero ni me deja cambiar la letra. ¬¬

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deadly shoot